8/12/09

Sin tetas también hay paraíso: Mujeres empoderadas después de un cáncer

Soy una más de esas 280 mujeres a las que anualmente se nos detecta cáncer de mama en Navarra. Desde aquel octubre del 2000, ¿QUE HE APRENDIDO?:
A SOBREVIVIR a la ansiedad, miedo, angustia, impotencia, rabietas, encariñamientos, dudas, pruebas, dolores, caídas de pelo, kilos de más, horas en hospitales para revisiones y más revisiones, listas de espera, inapetencia y vómitos. dieta, protecciones solares altísimas, tumbing en el sofá, cuidados del cuerpo y de la mente, marihuana transformada en mantequilla. A las pastillas todos los días y por años. Dolores de huesos. Miradas al brazo que se hincha. Renuncia a viajes por no encontrarte con fuerza suficiente. Eso es lo que siente una mientras y después de pasar un cáncer de mama.


Encontrar Complicidades con otras mujeres que han pasado por lo mismo. Ellas fueron mis mejores consejeras de trucos y cositas que te sirven y mucho. Aprendizajes sobre la amistad y el estar al lado de alguien.


Renuncias a lo conocido y habitual y comienzo de nuevas aventuras de vida: En mi caso Tranquilidad, sosiego, dulzura, saber sentir y escuchar al cuerpo.


A la mirada de la gente clavada en tu pecho cuando te preguntan ¿que tal? . Y con ello, entender un poco más que significa para una mujer, el cáncer de mama y que tiene que ver con la imagen y el estereotipo que esta sociedad nos pide continuamente. Que el tener dos, una o ninguna teta no nos hace más o menos valiosas. A la sensación y miedo de no sentirse deseada. A vivir sin pelo y plantearte por que un hombre calvo es interesante y una mujer calva impresentable y debe de taparse a toda costa. O el brazo que se hincha de vez en cuando y se suma a las preocupaciones estéticas. Vivir la sexualidad de otras maneras, entendiendo que no solo hay penetración, tanbién erotismo aunque no haya una teta. A hacerte a consciente de que como dijo Simone de Beauvoir, una no nace mujer, sino que se hace y coque esta sociedad con sus arcaicas ideas consigue a veces que nos preocupe más los detalles, como los señalados que la verdadera preocupación por curarnos.
Al terror a quedarte sola y que nadie te cuide. A la duda de cómo reaccionará tu familia, amistades y la persona que te acompaña sentimentalmente. Y esto tiene que ver una vez más con el papel que está sociedad nos ha asignado a nosotras: EL CUIDADO. En ese momento pasamos a tener que ser cuidadas y nos da miedo e inseguridad, ya que históricamente nos sentimos obligadas, sin saberlo, a sacrificar nuestras vidas a los demás, a otorgar todo nuestro amor a costa de no amarnos a nosotras mismas. La dedicación emocional y nuestro exceso de responsabilidad respecto de los otros actúan desproporcionadamente en contra de nosotras mismas en los momentos en que la vida rompe éste estereotipo. Y es un momento excelente par romper los papeles establecidos en las relaciones ente las personas: todos y todas debemos de cuidar y ser cuidados a lo largo de nuestra vida. Un aprendizaje que no hay que olvidar nunca.
Y esto se lo permite, hasta la sanidad pública, que pretende cuanto antes mandarnos a casa, aunque estemos drenando, con necesidad de curas...y ¡sin atención domiciliaria! Y ello, por qué se supone que las que cuidamos somos nosotras, incluso a nosotras mismas
Imaginar que el mundo y una misma podemos ser de otra manera, que la diferencia es un placer y pensar, crear y recrear alternativas: lo imposible es posible


La libertad de ser nosotras mismas y la participación en la riqueza de la vida no es un deseo arbitrario sino un derecho esencial de la personalidad: AMARNOS TAMBIÉN EN TIEMPOS REVUELTOS

A la muerte de amigas y compañeras que se han quedado en este camino. La entereza de algunas peleando una y otra vez por continuar en la vida, aunque el maldito tumor se reproduzca Al miedo, EL TUYO y el instalado en las personas acompañantes. Conocer a personas que se dedican al autoapoyo. En definitiva, sobrevivir a un impacto o shock en tu vida, que te sitúa con la muerte pero también con la vida, haciéndotela apreciar y mirar de otra manera, ayudándote a comprender el sentimiento de pertenencia, autoapoyo, ayuda, solidaridad, amor, amistad….y la importancia de seguir hacia delante, cada cual a su manera, pero caminando, haciendo camino con el resto.


Y a seguir viendo aquellas cosas que siguen siendo Tan necesarias:
La igualdad de oportunidades, o sea qué toda las personas hayan nacido o no en nuestra comunidad sean tratadas por igual
Que la investigación avance y que se democratice para todas. Apoyar programas como JARCAM, impulsores del diagnostico precoz.
Los tratamientos sean cada vez menos agresivos, diversificados e integrales.
Que no nos hagan sufrir con la listas de espera. Que el trato de las personas que nos atienden sea profesional y humano, como yo me encontré en la planta de cirugía y en las sesiones de radioterapia. ¡Es Tan importante!
El linfodema sea tratado con agilidad y dignidad.
No permitir recortes en materia sanitaria que significan peor atención. En Navarra, cuando me operaron a mí, en el 2000, estuve en el hospital 9 días, los que necesite para dejar de drenar. Ahora en el 2009, están un día o dos y a casa.
Que la sanidad no nos trate como defectuosas o víctimas. Que nos mire como seres autónomos, con capacidad para decidir sobre nuestras vidas.
Y también he aprendido a Dar las gracias a todas aquellas personas que han estado, que han hecho algo tan sencillo y difícil la vez: Quererme y saber estar hay cuando es necesario.


En este caminar conocer Saray en su labor día a día, acompañando a las mujeres que pasamos por esta enfermedad, con todas sus consecuencias y tratamientos, nos permite comprobar como es posible salir de esto, especialmente si nos apoyamos unas a otras y socializar. Y/o llevarlo de otra manera, cuestionando aquellas cosas de nuestras vidas que dábamos por hechas, especialmente las que nos han hecho creer que ser mujer, significa sumisión, cuerpo estereotipado y valor social exclusivamente por ser madres. Nos permite continuar hacia delante, llevando con orgullo el lazo Rosa, comprendiendo el sentimiento de pertenencia, autoapoyo, ayuda, solidaridad, amor, amistad….y la importancia de continuar hacia delante, cada cual a su manera, pero caminando, haciendo camino con el resto. Y conociéndonos como mujeres muy diversas y algunos hombres, qué han perdido el miedo a ser tachados de algo raro: ser hombre y tener cáncer de mama, o ser cuidadores.


Por eso como supervivientes debemos de apostar por la vida digna para todas las personas y valorar lo que tenemos como seres humanos.

“Oh viejo y amado Cuerpo. Tus manos me ayudaron a escribir. Tus ojos me hicieron leer subyugada Y tu corazón se sinceró para mí. Me enseñó a amar con gran dolor Antes que nada La Vida”

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