28/1/13

1º de mayo, miles de razones y una más.



Me sumo a este 1º de mayo por mí, por justicia social, por todas y por todos. Por las 50.300 personas paradas en Navarra. Por aquellas que ni siquiera se les considera paradas ( “las inactivas”), aunque no paren de hacerlo día y noche en sus casas, cuidando, limpiando, cocinando, atendiendo emocionalmente, saliendo a hacer alguna horica…. Por las personas inmigrantes a las que se les quiere echar a toda costa, privándoles de los mínimos derechos sociales. Por que no quiero una mala sanidad publica, en la que además de no contratar a nadie ni cubrir ninguna baja, pretenden una vez más, no solo que nos la paguemos, también que alguien ( se imagina quien ?) vuelva hacer el trabajo gratuito en casa, al presionar para qué “a dormir y estar en casa”. Una sanidad que ya tiene en mente quitar el aborto como un derecho. Por que sigo queriendo una enseñanza de calidad, coeducativo, que garantice la igualdad para todo el mundo. Por qué estoy harta de escuchar noticias sobre muertes y accidentes laborales... ... En fin...por todo aquello que saldremos muchas personas el martes, 1º de mayo.

Y aunque pertenezco a un sindicato y voy a estar en Bilbo, sueño con que sigamos juntándonos todos y todas quienes creemos que s posible otra salida a al crisis. Y por eso quiero que todas las convocatorias de ese día salgan bien, que nos veamos otra vez miles en las calles diciendo no a esta reforma laboral, a estos recortes sociales y a una política fiscal injusta. Y si a esa otra alternativa en la que el trabajo doméstico y de cuidados sea reconocido y repartido, haciendo en verdad ese lema de, “En casa y en el tajo, reparto del trabajo”.

Y digo, mil razones y una más.

Una más, por qué, celebrando el quinto aniversario de la promulgación de la Ley Orgánica para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres nos encontramos con problemas reales para su cumplimiento, derivados de la Reforma Laboral que rompe con el principio constitucional del igualdad ante la ley, que exige introducir medidas que superando la igualdad formal aseguren la igualdad real (art. 9 y 14 de la Constitución Española). No sólo no introduce medidas para asegurar la igualdad de oportunidades y la igualdad efectiva de mujeres y hombres, sino que integra otras que resultan restrictivas de derechos regulados por la Ley 3/2007, de 22 de marzo, la Ley Orgánica para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres (LOIEMH). Hasta ahora, esta Ley, ha permitido avances importantes en el ámbito laboral, mediante la aplicación de la acción positiva a partir de la negociación de planes y medidas de igualdad en la Negociación Colectiva, así como otros avances en representación equilibrada de mujeres y hombres en la vida política, social y laboral. Es verdad que el conjunto de la población trabajadora está afectada por esta reforma, pero en especial las mujeres, debido al especial impacto en las trabajadoras de las medidas de flexibilidad unilateral de las condiciones laborales, del descuelgue de las empresas del convenio colectivo, de la contratación temporal, de la jornada a tiempo parcial, de la formación, del despido y de los derechos de conciliación y que de manera implícita conducen al incumplimiento e inaplicación de la Ley de igualdad. También en algunos casos la reforma laboral tiene contradicciones con la ley de violencia de género. Se pierden garantías en los lugares de trabajo. No se puede negar la evidencia.

Esta crisis y las medidas que se están tomando para solucionarla están afectando a los sectores más vulnerables de la sociedad, en general, a aquellas personas –la mayoría de los trabajadores y trabajadoras- que dependen directa o indirectamente de un salario para su subsistencia. Y, en particular, a la población inmigrante, a los jóvenes de ambos sexos y a las mujeres.

Es la crisis de un sistema económico –el capitalista patriarcal- que tiene como objetivo el beneficio individual. Que es un sistema depredador, que su codicia no ha tenido límites en la especulación financiera sin importarle las consecuencias sobre las personas, que en su afán de lucro está poniendo en peligro el planeta y las condiciones ambientales de vida, que mantiene condiciones de trabajo inaceptables a una parte relevante de los y las trabajadores y que se aprovecha del trabajo de cuidado de las mujeres para disponer de fuerza de trabajo a costes muy por debajo del real. En consecuencia, su forma de funcionamiento crea enormes desigualdades y desequilibrios, situaciones que se están agudizando hasta extremos insostenibles por la aplicación sucesiva de políticas neoliberales. Y si aún quedaba alguna duda, esta crisis está poniendo en evidencia la incapacidad del modelo de acumulación capitalista para dar respuesta a las necesidades vitales de las personas. En definitiva, estamos viviendo una profunda crisis de reproducción social. Lo cual, me lleva a decir, no es la crisis, es el sistema.

Son tiempos para repensar nuestros hábitos, el sistema que permite y ha permitido esta situación, pero sobre todo para no quedarse impasibles ante las injusticias y retrocesos sociales. Por cada una de nosotras y por aquellas que están a nuestro alrededor. Hoy, “mas que nunca”.

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