Estos días la India ha sido noticia por la brutal violación en grupo de una chica de 23 años y las movilizaciones que estos hechos han provocado. Pero el problema es mucho más grave y arraigado: en la India una mujer es violada cada 20 minutos. La violencia verbal y física contra las mujeres es algo cotidiano en el país (y en muchos otros incluido el nuestro). Y también son muchas las mujeres que se rebelan y han impulsado campañas para romper los tabús que existen sobre el rol de las mujeres. Una de ellas la “ Pink Chaddi Campaign”, o sea el envío por correo el día de San Valentín de 2.000 bragas rosas a los miembros del grupo hindú ortodoxo de extrema derecha Sri Ram Sena en respuesta a qué un grupo de 40 hombres vinculados a ese grupo atacaron y golpearon a varias mujeres en un pub en Mangalore, por estar bebiendo, fumando, y con ello estar “violando los valores tradicionales indios.” Anunciaron que si el 14 de Febrero veían por la calle a parejas “expresando su amor” las llevarían a un templo y les obligarían a casarse inmediatamente.
El Pink Chaddi es solo una campaña. Son muchos los hombres y mujeres que están generando debates sobre los límites entre el flirteo y el acoso, e intentando romper el prejuicio de que la culpa del acoso es de la ropa que visten algunas mujeres y el mito de que lo mereces y debes callarte. Porque hacer que las ciudades sean más seguras para las mujeres es una labor de todas las personas.
Desafortunadamente ha tenido que llegar la brutal violación de Jyoti para conseguir que miles de personas se echen a las calles (y a las redes) reclamando a las autoridades que aborden un problema estructural que afecta a toda la sociedad india. Y miles de personas se han dado cuenta de que pueden y deben hacer algo en su vida diaria, que su compromiso personal y sus acciones importan, y mucho.
Ojala la muerte de Jyoti sea el principio de un cambio definitivo para todas las mujeres en la India y en el resto del mundo.
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