28/1/13

¿Nos afecta?



Celebrando el quinto aniversario de la promulgación de la Ley Orgánica para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres nos encontramos con problemas reales para su cumplimiento, derivados de la Reforma Laboral que rompe con el principio constitucional del igualdad ante la ley, que exige introducir medidas que superando la igualdad formal aseguren la igualdad real (art. 9 y 14 de la Constitución Española). No sólo no introduce medidas para asegurar la igualdad de oportunidades y la igualdad efectiva de mujeres y hombres, sino que integra otras que resultan restrictivas de derechos regulados por la Ley 3/2007, de 22 de marzo, la Ley Orgánica para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres (LOIEMH). Hasta ahora, esta Ley, ha permitido avances importantes en el ámbito laboral, mediante la aplicación de la acción positiva a partir de la negociación de planes y medidas de igualdad en la Negociación Colectiva, así como otros avances en representación equilibrada de mujeres y hombres en la vida política, social y laboral. Es verdad que el conjunto de la población trabajadora está afectada por esta reforma, pero en especial las mujeres, debido al especial impacto en las trabajadoras de las medidas de flexibilidad unilateral de las condiciones laborales, del descuelgue de las empresas del convenio colectivo, de la contratación temporal, de la jornada a tiempo parcial, de la formación, del despido y de los derechos de conciliación y que de manera implícita conducen al incumplimiento e inaplicación de la Ley de igualdad. También en algunos casos la reforma laboral tiene contradicciones con la ley de violencia de género. Se pierden garantías en los lugares de trabajo.

No se puede negar la evidencia. Esta crisis y las medidas que se están tomando para solucionarla están afectando a los sectores más vulnerables de la sociedad, en general, a aquellas personas –la mayoría de los trabajadores y trabajadoras- que dependen directa o indirectamente de un salario para su subsistencia. Y, en particular, a la población inmigrante, a los jóvenes de ambos sexos y a las mujeres.

Son tiempos para repensar nuestros hábitos, el sistema que permite y ha permitido esta situación, pero sobre todo para no quedarse impasibles ante las injusticias y retrocesos sociales. Por cada una de nosotras y por aquellas que están a nuestro alrededor.

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